La verdad es simple y sencilla, no podemos calificarlo de otra forma, Linet Poblete junto a su esposo Manuel Bahamondes, literalmente salvaron a su pequeño hijo de 8 años de edad de los letales efectos del Virus Hanta.
Como traigueninos conocimos la historia pública, que en raras ocasiones se condice con la realidad y precisamente este es uno de esos casos, en donde la versión noticiosa o pública es lo oficial y también la mentira.
Conversamos en su hogar con el núcleo familiar hoy agradecidos en su Fe y del apoyo de quienes en las más diversas formas se acercaron a darles apoyo económico, alimentación, apoyo con decisiones personales y Fe.
Teníamos preguntas que hacer, ver los resultados del tratamiento del pequeño Jesús e informar a nuestros lectores, la actual situación familiar luego de sufrir los flagelos de una enfermedad catastrófica. Finalmente, no preguntamos, solo escuchamos una historia que pocos pueden contar, una historia basada netamente en la persistencia del amor de una pareja de padres, que jamás se resignó a perder un hijo.
Manuel Bahamondes es topógrafo y se desempeña en labores para una empresa privada en la zona norte, también integrante del cuerpo de bomberos de Traiguén, Linet Poblete es una madre como pocas, dedicada y con una Fe a toda prueba. Jesús es un pequeño niño de ocho años alumno de cuarto año de la Escuela Diego Portales. Llegamos a ellos en el afán de conocer el estado de salud de Jesús y los efectos que hoy pudiesen estar asumiendo sus padres. Pero una agradable sorpresa que quisimos compartir a través de este medio nos sorprendió: absolutamente recuperado y sin secuelas, es hoy el diagnostico.
EN TRAIGUÉN
Nos relata su madre, mientras su padre Manuel ratifica, que Jesús fue llevado al hospital de Traiguén durante dos días seguidos, 6 y 7 de noviembre, debido primero a los síntomas presentados y luego ante el agravamiento de estos, “el primer día nos dieron Domperidona, luego ante mi insistencia, al día siguiente, nos dieron Viadil, todo ello reafirmando el diagnostico en una simple gastritis. Pero mi hijo se agravó. Manuel viajó desde Iquique y lo conversamos y lo vimos muy mal, entonces nosotros decidimos llevarlo a Victoria. Conseguimos un vehículo con un vecino y fuimos a Victoria”. Le interrumpimos para verificar información que señalaba que había sido enviado desde el hospital de Traiguén a Victoria y nos ratifica que “eso nunca fue así. Manuel y Yo, en un vehículo que nos prestó un vecino, lo llevamos a Victoria, porque teníamos dudas, si no lo hubiéramos hecho…” reafirmó.
VICTORIA
Continua el relato “Llegamos al hospital de Victoria y luego de algunos exámenes el medico nos confirma el contagio por Virus Hanta, reprochándonos el no haber consultado antes en un centro asistencial. Le dije la verdad, dos veces lo habíamos llevado al hospital de Traiguén y en ambas ocasiones se le trató como una gastritis, incluso el medico de turno me dijo que yo era una madre alharaca”.
Cabe señalar y dentro del testimonio prestado por la familia, el medico asistente y quien luego de una serie de exámenes logro identificar la afección por el Virus Hanta, no se extrañó del errático diagnóstico de los médicos del hospital de Traiguén, considerándolo incluso “como algo recurrente”.
TEMUCO
Detectado con un test rápido el virus en el menor, este fue trasladado a Temuco en una ambulancia institucional y desde allí, luego de inducirlo en un coma y luego de intensas gestiones por parte de sus padres y médicos del hospital, logró ser trasladado al hospital Calvo Mackenna en Santiago a bordo de un avión Hércules de la Fach. El avión ambulancia jamás estuvo disponible. “Debo destacar y agradecer a la institución bomberil, la comandancia y la superintendencia que siempre me apoyaron”, nos acota Manuel. “No teníamos como movilizarnos y gracias a la gestión de la institución un vehículo de los nuestros, nos acompañó y pudimos llegar inclusive hasta el aeropuerto en Temuco”.
El menor fue estabilizado y entubado en el hospital regional, pero según nos relata Linet “se nos hizo ver que ese hospital no cuenta con los elementos para tratar el virus a nivel pediátrico, así que había si o si, que trasladarlo a Santiago. Mi hijo ya tenía sus pulmoncitos colapsados y estaba al borde de un paro cardiorrespiratorio, fue cosa de Dios que se salvara”, relata con un semblante regocijado en la felicidad de mantener a su hijo regaloneando entre sus brazos.
SANTIAGO
“En Santiago nos estaban esperando, una ambulancia y todo un equipo médico más tarde, en el hospital, Yo pude llegar al hospital gracias al apoyo de los compañeros bomberos de la Quinta compañía en Santiago, ellos a través de la intendencia se movilizaron y nos dieron el apoyo necesario, nos fueron a buscar a la base 10 de la Fuerza Aérea” nos relata Manuel.
“Finalmente, y luego de un sin número de gestiones, acciones de solidaridad, desencantos y grandes muestras de apoyo a nuestra familia, nuestro hijo comienza rápidamente a presentar síntomas de recuperación, todo ello pese a las decepcionantes predicciones médicas. El día 8 la doctora Pacheco me confirma que a nuestro hijo se le había bajado las dosis de drogas de sedación y que le retirarían los tubos. Era increíble que mi hijo en tan poco tiempo se recuperara de una cosa tan terrible. La doctora Pacheco dijo que esto era un milagro…. Todo el equipo médico que trabajó en su caso fue siempre asesorado por un médico chileno, especialista, desde Estados Unidos”.
“En toda etapa insistimos y perseguimos toda situación, porfiamos e insistimos, si no lo hubiésemos hecho, probablemente lo hubiésemos perdido. Nunca nos separamos de Él, nunca, en ningún minuto quedó solo, jamás nos fuimos a alojamientos, hoteles u otros, estuvimos en salas, pasillos, sillas o sillones, de algunos lados nos echaban, pero siempre encontramos donde dormitar un rato, nunca lo dejamos solo”.
“Nuestro hijo estuvo 17 días en Santiago y después, tres días en Temuco, finalmente fue dado de alta el 30 de noviembre. Actualmente debimos cambiarnos de casa, renovar nuestras ropas de vestir y cama, por una cosa de prescripción médica. Ojalá nadie pase por esto, es muy terrible, afortunadamente la gente de Traiguén se portó muy bien con nosotros, nos apoyaron de todas las maneras posibles. El cuerpo de bomberos, la Superintendencia, el colegio Diego Portales, profesores, la comunidad y el Alcalde Ricardo Sanhueza que se portó muy bien con nosotros. La empresa donde yo trabajo “Explorock” en el norte, me mantuvo mi sueldo y nunca me descontó los días fallados”, destaca Manuel.
Lo más destacable de esta verdadera odisea, es el amor de esta pareja, de estos padres por su hijo y la Fe en sus deseos. Hay situaciones en que pareceremos majaderos, pero la vida de un ser querido no debe ser amilanado por la deshumanización de algunos o por la indolencia o menosprecio de quienes deberían velar por nuestro bienestar. Las promesas o juramentos éticos no siempre van de la mano del profesionalismo.
Esta es una historia de vida digna de ejemplo y un llamado a la ciudadanía no a pedir, sino a exigir lo que, y como, corresponde.