Creo que ya es hora de evacuar un poco mi disconformidad social y mi antisocial interno. Esto cumpliendo con ese viejo adagio que reza ¨cuando tus palabras no son mejores que el silencio…cállalas.
Me resulta imposible no hacer publica mi visión respecto del actual ámbito político nacional, incoherente, irracional.
En nuestra ciudad, ya todos podemos ver la clase de administración política que tenemos, que no dista mucho de lo acostumbrado al sistema político nacional que nos agobia con un partidismo que envidiaría el propio Gigante Egoísta o al propio Hitler. Una administración política que se jacta de contratar profesionales para tomar decisiones en base a los años de especulativos estudios de esos profesionales. Y que por otra parte son agentes políticos, impuestos por partidos políticos, que desconocen absolutamente la realidad y la tradición de nuestra comunidad traiguenina. Pero claro, …son ¨profesionales¨, una especie de deidades intocables. La verdad es que no son más que apitutados políticos a quienes los partidos políticos pagan favores y que hoy contratados por el municipio justifican gastos para sus empleadores en base a su profesionalismo e importándoles un bledo las necesidades o prioridades de nuestra tradicional comunidad. A estas alturas ya comienzan a trabajar pensando en las próximas elecciones distribuyéndose cargos y por supuesto recibiendo los agradecimientos económicos de sus mandatarios a través de los respectivos financiamientos. Mientras los respetuosos de la autoridad, cobardes frente al sicariato y humildes al servicio de dios, callan y se desentienden justificados ante sus necesidades de pagar cuentas y otras excusas económicas que les obligan, cual esclavo, a mantener sus empleos.
Pues bien, a nivel nacional hoy se proyecta exactamente la misma situación. Hace algún tiempo se presentó un proyecto de constitución que fue producto del desquicio popular y para lo cual se mandato representantes populares para crear. Todo bajo un sistema seudo democrático y a través de la tutela del sagrado tricel. Sin embargo, luego de exigir una nueva constitución y asignar a las personas para crearla, sus mandantes, nuestra sociedad, opto por rechazar lo pedido. Algo muy irracional desde el punto de vista sociológico, ¨quiero, pero no quiero¨. Finalmente se normalizo este extraño rechazo votado por energúmenos y analfabetos, además de muchos que acudieron a votar justificados en el miedo a las penas del infierno y convencidos por los paracitos del congreso con el financiamiento del empresariado y a través de los, otrora, medios de comunicación.
Hasta aquí el hedor de la maniobra anti popular era intolerable. ¿Pero claro, había que dar respuesta al facho pobre, al ignorante, al imbécil, al tarado, al flojo, al ignorante, al ser tv, al antisocial para que no produjera un nuevo estallido social, entonces qué?… Hay que darle una nueva constitución. Y se comenzó a fraguar entre cuatro paredes lo impensado, aparecieron los expertos constitucionalistas que harán la nueva constitución. ¿Pero estimado lector sabe Usted en que son expertos estos expertos?… su expertis se la da la propia gobernabilidad que hemos tenido pos dictadura militar, es decir son expertos en el legado de la dictadura militar y por ende en conservar la extrema distribución de los recursos en nuestro país.
Esta situación será presentada de la más impecable forma posible a todo nuestro país, con todos los medios de comunicación y todo el capital necesario y más, a disposición por parte de los grandes creadores de esta parte de la historia, el empresariado y aquellos que cómodamente desde sus casas de esparcimiento viven de los recursos que nos genera la naturaleza y que explotan a través de sus esclavos, la perturbada sociedad de nuestro país. Todos somos parte de esta sociedad, algunos perturbados por la irracionalidad y otros ante el asombro causado por los primeros.
Hoy ya comenzó esta vertiginosa carrera neoliberal por mantener el estatus cuo y hacer que cada uno de los irracionales la apruebe a través del seudo democrático sufragio.
Nada que demuestre el racionalismo podrá impedir la concreción de este objetivo. Bajo la impresionante campaña comunicacional y bajo las amenazas con penas del infierno, el proceso seguirá su inexorable curso. Claro, a menos que una sociedad nefastamente analfabeta aprenda a leer en los próximos días.
¿Sabemos de las grandes e impunes estafas y robos, sabemos de los grandes desfalcos, de las colusiones, del mal servicio público, de la escasa y mala infraestructura pública, de la mala distribución de los recursos, en nuestro pais, pero Que hacer?…
La historia, ciencia y la experiencia humana nos han demostrado inmemorialmente, que los grandes cambios requieren grandes sacrificios. Pues bien, hoy sabemos que debemos sacrificarnos a través de los medios a nuestro alcance, los que sean, para lograr dichos cambios. El solo hecho de concurrir a las urnas es una forma de aprobar esta farsa institucional, por ende votar de cualquier forma es una aprobación de la acción misma. Solo nuestra ausencia, nuestra abstinencia a las urnas ya es un aporte a los cambios reales.
En la vecina República del Perú, los parásitos del congreso crearon la forma de anular la elección popular quitando al presidente electo. Hoy sus electores luchan en las calles y mueren a manos de los sicarios del estado. Es un gran ejemplo a seguir, pero la cobardía en nuestro país, la ignorancia y la credibilidad otorgada a los medios de comunicación, es impresionante. Pues bien, si su cobardía no le permite alzar su puño en contra del sistema… al menos quédese en casa.
La única manera es el sabotaje a esta propuesta que nadie en chile pidió, nadie pidió a los congresistas elegir expertos ni menos la creación de una constitución a los representantes de los empresariados llamados partidos políticos.
Dadas las cosas la única y valida alternativa que podría frenar esta falacia es la lucha directa en contra del sistema. Si no, no estorbe y quédese en casa cuando le amenacen para que valla a sufragar, al menos haga ese sacrificio. El mío está expuesto en estas palabras con todo el respaldo necesario, sin falacias ni mentiras, pero si con mucho rencor y sin miedo a las amenazas.
EDITOR
Heriberto Luis Inostroza Espinoza
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